La actividad es organizada por el Ministerio de Justicia de la Nación, junto con la Unidad de Implementación de la Reforma Procesal Penal (UNISA) del Ministerio Público Fiscal (MPF), y cuenta con la presencia de funcionarios de otras jurisdicciones, como Mendoza, que ya están aplicando este sistema en su trabajo cotidiano.
Gabriel González Da Silva, fiscal, explicó que este simulacro está pensado para quienes aún no tienen experiencia litigando oralmente. “Se busca que pierdan el miedo al nuevo sistema, que ya es inevitable”, dijo.
Entre las principales transformaciones que el nuevo Código implica se destacan:
Oralidad: los fiscales deben hablar de forma clara, entendible; no sólo presentar escritos.
Rol del juez de primera instancia: ya no impulsará el proceso como antes, sino que garantizará los derechos de víctimas e imputados.
Jueces de revisión: serán fundamentales para controlar la acusación, decidir sobre la admisión de pruebas.
Clasificación de causas: habrá áreas específicas para delitos en flagrancia, casos sencillos, y delitos complejos (como narcotráfico), cada una con fiscales especializados.
Además, se establecen plazos máximos para la duración de los juicios: en casos no complejos, no mayor a tres años (incluyendo los recursos); para los casos complejos, hasta seis años.
Otro punto clave de hoy es la transparencia: el nuevo sistema permitirá que la prensa y la comunidad sigan desde el inicio cómo se desarrollan los casos, haciendo más accesible el trabajo de la Justicia Federal.
En resumen: lo que ocurre hoy marca el arranque concreto de un cambio que ya no es opcional. Los fiscales, los jueces, la defensa, todos deben adaptarse a una justicia más oral, más rápida, más transparente. El nuevo Código está ante nosotros, y esta jornada funciona como entrenamiento real para cuando entre en vigencia.
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